Siete razones para seguir cargando a tu bebé grande

Existen muchos datos sobre los enormes beneficios de cargar a los bebés por períodos prolongados contra el cuerpo, y específicamente durante los primeros 9 meses: como una herramienta en la lactancia, como una forma de facilitar la vinculación con los padres y familia extendidaTan es del dominio público esta información, que es muy común que la mayoría de las personas ya reconozcan los beneficios del porteo y aprueben enérgicamente a las mamás que usan rebozo con sus pequeños.

Sin embargo, al igual que con la lactancia prolongada, a veces percibo una cierta perplejidad cuando te ven cargando en portabebés a un bebé mayor, digamos, de un año. La inevitable pregunta es: ¿No camina ya ese niño? ¿Por qué aún sigues con tu rebozo?

Con San que ahora tiene dos años cuatro meses, escucho mucho esta pregunta y yo siempre contesto que me parece lo más práctico, para nosotros es lo más conveniente y a los dos nos gusta. Normalmente no ahondo en el hecho que no tengo idea de lo que haría sin mis cargadores, especialmente el fular, y a veces creo que me son más útiles ahora que ya camina, que cuando era más pequeño y completamente portátil. Es más, la pregunta me desconcierta a mí, porque en realidad me pregunto, ¿cómo me las arreglaría yo *sin* cargarlo?

Investigué un poco sobre esta faceta del porteo y son menos los datos científicos, pero existen muchos vivenciales que yo experimento también día con día. Algunas de las razones para cargar cambian, pero otras sólo evolucionan: el transporte, la vinculación y la contención. Aquí algunas de ellas:

Visibilidad/Aprendizaje
Llevar a un niño de dos años contra el torso, a tu misma altura de adulto, coloca sus ojos curiosos en una posición singular y privilegiada, de la que no disfruta normalmente desde su breve estatura.  En un mundo diseñado para adultos y lleno de ellos, un bebé que apenas comienza a caminar contempla un desfile interminable de pantorrillas y traseros, barandales altísimos y patas de las mesas. Al elevarlos a la altura de nuestros ojos, él ve lo que nosotros vemos y le permitirá interesarse en procesos cotidianos, como una transacción en la tienda, donde observa el intercambio de objetos o dinero, o la cartera y la tarjeta), poner  crédito a la tarjeta del metrobús, sacar dinero del cajero (supongo que no deseamos que aprendan esto, mmm), hacer un sandwich en casa, acomodar la compra o preparar la ensalada.

Al igual que con un bebé menor, la idea es pasar tiempo de calidad con el niño mientras lo incorporamos a nuestras actividades cuando estamos en tránsito (por la calle) o bien cuando necesitan brazos en casa y tenemos otras cosas que hacer; como pasajero, el momito puede aprender de su entorno desde el contexto que le proporciona el contacto directo con nosotros, mirando desde nuestra misma perspectiva.
 
Vinculación y afecto

Es cierto que muchos bebés muestran menos interés porque los carguen cuando comienzan a gatear o a caminar con eficiencia, pero esto puede ser una etapa pasajera o incluso sólo una faceta. El desarrollo de un niño no es lineal; muchos demuestran etapas de independencia fiera y obstinada, alternándola con la necesidad de tiempo de afecto y cercanía física con los padres.  Durante estos abrazos, recarga su batería de seguridad para lanzarse a la aventura nuevamente. No todos los niños se sienten seguros en el piso todo el tiempo; calles abarrotadas, reuniones en lugares desconocidos, e incluso el simple cansancio diario, harán que pida volver a un lugar de seguridad con frecuencia.

Con el paso del tiempo y en el remolino de las actividades cotidianas, los momentos y espacios para la cercanía física van disminuyendo cada vez, por lo que el porteo (con el portabebé que sea) continúa siendo una herramienta valiosa para proporcionarnos este espacio cuando y donde lo necesitemos. Desde servir como apoyo en el consultorio del pediatra para aplicar una vacuna, hasta procurar un entorno discreto para amamantar en la calle a un  bebé ya mayor, o permitirle a un niño de año y medio dormir su siesta en el horario normal, pero a lomos porque estamos en junta.

Conveniencia

El bebé ya camina, sí, pero esto no significa que tendrá interés alguno por trasladarse de un  punto «A» a un punto «B». En un principio, cuando apenas comienza a caminar, ni siquiera es lo suficientemente estable para caminar sin ayuda, y hasta que afirma el paso, uno pasa semanas de rompedero de cadera a pasitos detrás del nene para que no se rompa la nariz o se baje a tumbos de la banqueta. Cuando afirma el paso la cosa cambia, y ahora es donde entra mi experiencia con el portabebé como herramienta de disciplina afectiva. 

Contención, berrinches

Los niñitos pequeños pueden desenvolverse físicamente (caminan, suben, bajan)… pero su desarrollo emocional e intelectual va algo rezagado en este aspecto. Las pasiones de los dos años no tienen nada que envidiarle a las de la adolescencia. Un niño pequeño tal vez no comprenda por qué no podemos jugar a La Rueda de San Miguel en pleno andén del metro, o por qué no es buena idea beber tragos de la fuente, o por qué no podemos correr dentro del banco. En un esfuerzo por validar todos los sentimientos del niño en lo que intento cumplir con las obligaciones de nuestra ajetreada vida, mi solución han sido los portabebés… Por un lado, la contención y seguridad que proporciona la misma cercanía física, el podernos hablar a la cara, proporcionarle a él un espacio seguro y cómodo donde puede relajarse, ver los alrededores, y tal vez tomar un jugo, dormir, o entretenerse con un juguete, todo esto ha sido nuestra salvación para interrumpir mil dramas potenciales y detener algunos ya encarrilados. En efecto, las pocas veces que Santiago ha comenzado a hacer pataleta en la calle, el fular lo ha calmado de inmediato.

Seguridad

Vivo en el DF. Es una ciudad hermosa y la amo, pero es una pesadilla urbanística. Especialmente en la zona donde vivimos, donde levantan vallas para construir edificios, demuelen casas para poner departamentos, quitan patios para poner anexos, clausuran un restaurante y remodelan otro al lado, terminan una banqueta y levantan el pavimento, instalan un semáforo y demuelen la esquina, en fin, no hay día que uno pueda hacer un recorrido sin tener que caminar un tramo a media calle porque entre obras, áreas cercadas, autos estacionados defensa con defensa, sillas de bolero, puestos y hordas de peatones, uno termina temiendo por la integridad física.

Caminar con un niño pequeño en estas condiciones se convierte en un ejercicio de ansiedad, por lo menos para mí. De fijo entre estarme fijando en el tráfico, ver si podemos pasar, que no haya alcantarilla abierta y no atravesarnos demasiado a  los demás, además de intentar sujetar la manita de un niño que pugna por escapar a la libertad (me costó mucho trabajo enseñarle a ir de la mano en paz, porque es de espíritu libre y audaz), me entra un estrés que me estruja el estómago.

De nuevo en estas circunstancias el portabebé ha sido una salvación, pues ya es demasiado grande para llevarlo mucho tiempo en brazos, además que sigo disfrutando de tener libres ambas manos para cualquier maniobra o tacleo que se ofrezca. Cuando viajamos en transporte público, aunque él ya se puede sostener bien y sabe cómo sujetarse del tubo en el Metrobús, casi siempre es más práctico cargarlo a la cadera con un rebozo o fular, por la cantidad de gente, además que nos evitamos los tirones para subir y bajar o mover al pequeño, como lo advierte de pasada este artículo con recomendaciones del IMSS que habla sobre daños que pueden ocurrir por causa de jalones apresurados.


Dormir, transición

Muchos bebés tienen sueño irregular entre los 12 y 24 meses. Algunos que ya dormían toda la noche vuelven a despertar varias veces, y algunos que ya se dormían rápidamente por la noche, ahora tardan horas en conciliar el sueño. La transición al sueño es un proceso que se aprende y un bebé mayorcito ya no cae rendido de puro cansancio; debe hallar un estado de paz y relajación que le permita caer redondito en los brazos del sueño. Al igual que en los primeros meses, el portabebé puede ser una herramienta dentro de una rutina para dormir que ayude al pequeño a disminuir las revoluciones después del ajetreo del día.

Enfermedad

También como una prolongación de una ventaja durante los primeros meses, el uso del portabebé puede contribuir en el cuidado de un niño mayor enfermo. Esto no es de sorprenderse, porque creo que todos disfrutamos el apapacho cuando tenemos algún malestar. El porteo permite al niño tener la cercanía que necesita con nosotras, y tal vez conciliar el buen sueño reparador que necesita, mientras nosotras podemos continuar en cierta medida con actividades cotidianas como preparar alimentos (¡sin fuego!), practicar el danzón, etc…

¿A ti cómo te ha servido tu portabebé con tu hijo que ya camina? ¿Te han hecho comentarios?
Como apreciarán, este post necesita más imágenes, se aceptan contribuciones!

El porteo es una habilidad, no un producto adquirido

Desde que me enteré de mi embarazo, me vi bombardeada por miles de mensajes e insinuaciones de todo lo que mi bebé «necesitaba»: cuna, mamilas, juguetes, ropa, carreola, asiento mecedor, monitor, móvil con música, tres tipos de chupones… Una montaña de artículos que en mi inexperiencia, me parecían opresivos e indescifrables. Recuerdo una ocasión en la farmacia, con 38 semanas de embarazo, después de una carrera frenética y bamboleante a las 10 de la noche porque me di cuenta que no tenía una sola mamila y… ¿qué iba a hacer? Me angustié hasta el sofoco en el pasillo de bebés, abrumada y aterrada por no saber cuál elegir.

Es muy triste, pero me parece que en estos tiempos vivimos desconectadas de la maternidad hasta que nos toca ser madres, y entonces al buscar información casi siempre encuentras que te ofrecen una solución en forma de un producto: esta marca de chupón, tal asiento que vibra, el diseño de este portabebé. ¡Estos productos te harán mejor madre! ¡Tu bebé te amará más por proporcionárselos!

El feliz descubrimiento es que todo es una mentira de la mercadotecnia. En los casi dos años que han pasado desde esa noche, he aprendido muchísimas cosas, desde hacer caldo de pollo con chayote hasta construir rampas para coches con cajas de cartón; y entre las más importantes, cuento el haber aprendido que lo más importante en el bienestar y felicidad de mi San soy YO, sin moños ni artefactos. Ninguna mamila le pudo reemplazar el consuelo de mi teta, ni asiento alguno lo arrulló tan pronto como cuando lo abrazaba contra mi pecho. Cuando se enferma, tal vez el medicamento lo cura, pero soy yo quien le hago sentir mejor, abrazándolo, meciéndolo, contándole nuestros cuentos secretos.

Creo que todas hallamos nuestra certeza de madres en momentos distintos; algunas la sienten al momento de amamantar, al llevarse al crío a dormir consigo, al encontrar que le divierte vernos con el calcetín de sombrero, o en la contemplación diaria al bañarlo con suaves tés de lavanda. En mi caso, mi maternidad me dictó el rebozo, con una voz que escuché clara y fuerte desde el momento de saber que sería madre. He tenido muchos momentos de duda y he modificado tácticas incontables veces en estos pocos meses, voy tocando de oído igual que todos, pero en lo que se refiere al rebozo y al porteo, nunca he sentido dudas. Jamás me imaginé empujando una carreola, pues lo único que deseaba era traerlo aquí, muy cerca, sobarle la espalda y darle palmaditas como le hacía en la panza, oler su coronilla, besarlo y besarlo y besarlo.

El porteo ha sido una bendición para nosotros, abriéndonos efectivamente Un Mundo de Posibilidades, ha sido un camino gratificante pero no ha carecido de tropiezos y algunas frustraciones; al ser una habilidad, implica una curva de aprendizaje que incluye a ambos, bebé y porteador. Hemos llorado los dos pero hemos aprendido, y siempre ha sido para mejor. Al final nos conocemos mejor y confiamos más el uno en el otro. Y también, al final sabemos que no depende de este u otro portabebé, sino de nosotros y de la cercanía que nos representa.

¡La magia está en nosotros, no en el cargador!

Reuniones de babywearing en la Ciudad de México

Hola a todos, nuestras reuniones mensuales del rebozo han recibido a tanta gente últimamente, muchas familias con algún trapo en la mano y un cariñito que cargar, por lo cual deseo agradecerles su colaboración y participación en estos últimos meses. Hace aproximadamente un año que empecé el blog para desahogar mi manía galopante por todos los tipos de cargadores, y ahora casi todos los días recibo correos y llamadas de personas que quieren saber más, las reuniones son acontecimientos llenos de luz y risas y movimiento, una energía tal que creó una nueva célula en el norte de la ciudad.

De igual forma todos los viernes huyo a mi rinconcillo de la col. Roma en Caravanserai y recibo la excelente compañía de las mamás (y familiares) que acuden a las asesorías de los viernes. En ellas platicamos, practicamos, aprendemos y miramos florecer a los bebés. Es uno de mis días favoritos de la semana. 🙂

En fin, tanta fanfarria para recordar de las reuniones planeadas en este momento para la célula norte y la célula sur del grupo:

16 de julio en Naucalpan, 11 a. m.

Orquideas # 18 entre Bugambilia y Cerezos, Prado San Mateo, Naucalpan


6 de agosto en Coyoacán, 11 a.m.
Arenal #11 Col. Chimalistac Coyoacán

Seguimos esperando a nuevos asistentes con los brazos abiertos, sólo que en esta ocasión pediremos que nos confirmen su asistencia para poder planear la reunión con mayor eficiencia. ¡Sigamos comentando, invitando, sobre todo demostrando en la calle lo fácil, lo cómodo, y en breve lo hermoso que es llevar a nuestros bebés amados tan cerca! ¡Cada vez somos más! Gracias de nuevo.

Besos en rebozo, 
Gaby y San

   

Una vuelta por Expo Tu Bebé y Tú

Ayer jueves me envolví a San con el fular en la espalda y fuimos a dar un paseo al WTC para buscarle un vasito perfecto en Expo Tu Bebé y Tú. No tengo un interés oculto por publicitar a nadie, ni quiero analizar lo muy aterradoras que me parecen las expos en el WTC, cada vez más plástico y menos sustancia, pero necesitábamos salir y siempre me interesaba darme una vuelta para ver qué hay de nuevo en productos de tipo sustentable para bebés y en especial, por supuesto, portabebés de calidad.

En realidad, no encontré nada nuevo con respecto a lo que vi en Octubre, casi todo igual, mismos puestos, mismos stands, casi mismos mamelucos. Pero, pensé en hacer un comentario aquí sobre lo que encontré en caso que alguien se quiera dar una vuelta:

— Vi varios cargadores de anillos de distintas calidades, pero los únicos que me parecieron bien hechos, bonitos y cómodos son los que distribuye Hola Bambino! Sus rebozos de argollas tienen el hombro bien formado y son de manta prelavada, que es fresca y fuerte, y tienen colores bonitos. No son costosos y por último, son los únicos que vi con anillos de aluminio pulido, los cuales son más ligeros y fáciles de ajustar que los pesados anillos niquelados que les he visto a casi todos los cargadores a la venta en México. Como nota al margen, este negocio también ofrece el recurso más completo que he encontrado en la Ciudad de México en lo que se refiere a pañales de tela, en caso que les interese este tema.

— ¡Algo que sí fue nuevo esta vez fue el stand de Papu! Me emocioné un poco tontamente al verlos porque aunque he recorrido algún camino en el mundo del porteo, mi pouch Papu fue el que lo inició todo. Me lo llevé al hospital y dentro de él salió Santiago por primera vez a la calle, me sentía muy orgullosa esperando el auto afuera del hospital con mi bebé bien cubierto, cargado y amamantando…. En fin por razones que trascienden lo sentimental, me parece que éste es un portabebés bonito, muy bien hecho y costeable, además que las personas que atienden realmente se ocupan de que compres algo que te va a servir. Y esta ocasión, al tenerlos a la vista en un stand, es una muy buena oportunidad para probar un pouch, ya que la talla correcta es tan importante para el éxito con este tipo de cargador.

— Muchas empresas en la Expo ofrecen fulares elásticos de distintas calidades, en ese aspecto lo único que puedo comentar es que para adquirir uno, habría que guiarse no solamente por su precio, sino también considerar la calidad de la tela. Hay que recordar que casi cualquier tejido sirve para llevar a un recién nacido; sin embargo por su elasticidad estos fulares se van venciendo o ‘colgando’ en distintos grados conforme gana peso el bebé, para tornarse más bien incómodos cuando el bebé pasa de los 8 o 9 kilos. Por otra parte, aunque la mayoría de estas empresas publicitan su producto para una variedad de posiciones, la mayoría de los fulares elásticos sólo son adecuados para cargar a un bebé al frente, por razones de seguridad.

— Por último, no llevé la cuenta pero por supuesto que también vi muchos cargadores tipo bjorn o «canguro«. Vale la pena repetir que este tipo de portabebés no es muy recomendable por una variedad de razones, las cuales todas se resumen en que es muy incómodo tanto para el bebé como para quien lo lleva; el bebé básicamente va colgado de la entrepierna (lo cual puede hasta producir rozaduras) y todo su peso recae sobre el área de la pelvis; además, la espalda queda presionada contra una superficie recta, lo cual estresa la curvatura natural de la espalda de un bebé. Las correas en los hombros del porteador cuelgan directamente hacia abajo, encajándolas dolorosamente. Por lo tanto, no son portabebés que permitan cargar a un bebé cómodamente por períodos prolongados. Se puede reconocer la diferencia de este tipo de cargadores por el arnés elaborado (cuando los portabebés recomendables suelen ser muy sencillos, sólo de tela) donde el bebé va colgando en un soporte que más que asiento, en realidad tiene forma de calzón.

abrazo continuado

San tiene casi un año, es un bebé zen, totalmente ecuánime, me gustaría decir que llora, patalea y se queja cuando lo pongo en el piso, pero lo cierto es que desde que gatea, le da lo mismo si lo cargo en casa o lo dejo jugando, así que en los últimos meses ya no habíamos usado tanto los portabebés en casa.

Sin embargo esta última semana ha estado enfermo, entre los dientes y una gripa simplemente no lo calienta ni el sol, se achipila y quiere estar abrazado a mí todo el día. El próximo domingo nos mudamos así que he pasado mucho tiempo empacando y limpiando con el niño enfundado, lo cual de alguna forma me ayuda a recordar más vívidamente cómo me sentía hace un año, a punto de dar a luz… Nunca me imaginé cuánto me encantaría todavía traerlo pegado:

Te amo pequeño, eres lo mejor de mí.